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miércoles, 31 de marzo de 2010

De vuelta a la ciudad

Pues sí,
esta semana pasada me he metido en una máquina del tiempo para viajar a... ¡Rumanía!
¿Y por qué máquina del tiempo? Pues porque una vez que sales de las capitales de provincia, resulta que Rumanía sigue manteniendo todas las costumbres y modos de vida de antaño y puedes ver pueblitos con los caminos de tierra, la gente viviendo en casitas de madera labradas (qué chulas, qué chulas), trasladándose en carros de caballos y vistiendo los trajes típicos. Eh, que también tienen coche, agua, luz y todos los inventos necesarios de la modernidad, pero conservan todo lo demás.
Total, una semana recorriendo el país de punta a punta (literalmente) y disfrutando de cosas reales y no recreaciones hechas para turistas (aunque también las hay, véase Bran).
Como yo tengo esta fijación mental laneril, pensé que dentro de esta vuelta a los orígenes, conseguiría encontrar un montón de prendas de lana, tejidas y ganchilladas y a lo mejor ovillos recién teñidos e hilados... y me llevé una decepción. No lo encontré. Estoy segura de que lo hay, pero no tenía un cartel de neón donde yo me pudiera acercar a buscarlo.
Lo que sí que encontré es esta maravilla: una rueca, con todos sus accesorios de hilado, una devanadora y un telar. O sea, todo el aparataje.
Peeero, luego descubrí que toda esa madeja de lana que está esperando para hilarse ¡no es lana! son fibras vegetales, creímos entender que peyote, pero no lo tenemos muy claro.
Cuando ya lo había dado todo por perdido, por fín, en la mismísima frontera con Ukrania, en Sighetu Marmatiei, apareció:
Una señora que vendía boinas tejidas por ella misma y que eran bien graciosas (a mí me recuerdan muchísimo a las Urchin de Ysolda).
Nos las colocó bien en la cabeza y nos enseñó que tenían una marca para que supiéramos dónde está la costura. La mía es la amarilla y la azul-verdosa la de Silvia. Es alucinante la semejanza de los colores a los de mi Baktus hecha con Katia Azteca.

Además encontré una tienda bien surtida, la mayoría de las cosas que tenía eran acrílicos lisos, pero conseguí rescatar unos cuantos ovillos bastante monos por un muy buen precio.

Como suponía que íbamos a pasar un frío pelón en la lejana Rumanía, me propuse terminar el gorro-imitación ese que había empezado en el anterior post. Descubrí finalmente que el patron del ravel se parece pero no se teje igual, así que mirando al gorro original, éste fue mi resultado. La verdad es que estoy bien contenta, me gusta un montón cómo ha quedado (ya era hora, porque los dos gorros anteriores que hice no me gustaron nada).
Total, que una vez terminado descubrí dos cosas:
1. Que no tenía nada que pegara con él (mentira, tengo un pañuelo precioso que compré en Marruecos, pero tenía que encontrar una excusa)
2. Que lo que no tenía realmente era tiempo material para tejer algo que fuera a juego del gorro.
Y al final dije, qué tal un Wham Bam? Sísisisí, con las agujas del 15 y...
taránnnn, 2 horitas y listo.
Todo este trajín para que luego en Rumanía haya hecho muchísimo más calor que aquí (el día que fuimos a Sighisoara estuvimos en manga corta hasta las 11 de la noche, verídico) y los gorros no hayan hecho falta y las bufandas sólo a ratos.

Por cierto, que entre toda la cantidad de horas que hemos hecho en múltiples tipos de transporte, también me llevé tarea y he estado intentando hacer este gorro sacado de una revista japo.
Que tal cual es me parece muy bonito, pero cuando me pongo yo a hacerlo resulta que se agiganta demasiado. Primero lo intenté con lo que me sobraba de las lanas Mondial Piacere pero no me gustaba y le eché la culpa a la lana, luego me compré allí una que se llamaba Degradé Rosa, y queda mejor, pero tampoco perfecto. Inconvenientes de no saber leer japonés: no sé ni qué ancho de ganchillo recomienda ni qué ancho de lana, pero o es con lana súper fina y ganchillo ídem (que en la foto no lo aparenta) o tienen un cabezón que no se lo merecen.
Y una vez dicho toooodo esto, cuando lo termine os lo enseño.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Nuevas adquisiciones y finalizaciones

A pesar de que, ya por fin, ha salido el solete con fuerza y promoviendo la alegría generalizadamente, yo sigo empeñada en hacer cosas de lana.
Creo que tengo que cambiar ya a la temporada primavera-verano 2010 (tengo en mente unos sombreritos de revistas japos que en algodón o cinta pueden quedar espectaculares) (eso si consigo entender los patrones, que parecen muy fáciles pero no lo son tanto).
De momento no voy a lanzar las campanas al vuelo porque esto es Burgos y el invierno está presente hasta mayo, aproximadamente, así que todavía tengo excusa.
Este fin de semana estuve en Madrid porque tenía un examen de inglés, peeero, aproveché viernes y domingo a tope, ya que el sábado lo tenía más que chafado con el dichoso first. Total, que como todo forastero, había que pasear por el Rastro y parar a curiosear en uno de cada cinco puestos (porque mi capacidad de atención y las mareas humanas no daban para más). Estando en una placilla que me mola a mí porque tiene ropa, digamos, vintage (ejem), me paré en un puestecillo de trastos de todo un poco, tipo el mercadillo de la Plaza España de aquí, pero más digno, yyyyyyyyyyyy lo primero en lo que se pararon mis ojos es en esto:


¡¡¡Qué preciosidad!!! Es monísima, está en perfecto estado, es pequeñita pero resultona... no sé si fue casualidad o que los astros se alían a favor de los clubes de punto. Total, que yo no la necesitaba porque mi Cachito me había hecho la mía para mi cumple, pero me daba muchísima pena dejarla ahí, así que hice un llamamiento a las quedadas burgalesas, a ver si alguna quería adoptar una devanadora huérfana y sí, por supuesto, Nekane se ofreció a darle un nuevo hogar.


Paseando luego por otros puestos vimos un montón de ruecas chulísimas, pero de momento no conozco yo lugares en los que me vendan la lana tan tan natural y luego también otra cosa que creemos que era otra devanadora diferente, como un palo vertical muy largo con dos ruedas en los extremos... preguntamos y nos confirmaron que era para la lana pero no tenían ni idea de cómo se usaba.
Bueno, que si alguien quiere cachivaches laneriles tradicionales, se pasee por las zonas de los anticuarios y allí podrá encontrar casi de todo.
A parte de esto llevé mi Baktus ya terminada, que me gusta mucho cómo ha quedado, con sus franjas verdes y azules (lo reconozco, tuve que hacer trampas al acabarla porque no me daba la lana, lo de calcular medio ovillo a ojimen es una técnica que aún no domino).
También llevé un piquillo que estaba haciendo en punto salomón y que me parece que ha quedado bastante aparente (de lo cual me alegro porque es para un regalo). Tenía yo ganas de aprender a hacer este punto porque me parece que queda muy vistoso, y es mucho más fácil de lo que esperaba.
Por último, rebuscando en el cesto de La Rueca, encontré dos ovillos de lana mondial oggi perdidos y arramplé con ellos rápidamente. Idea, clonar este gorro que compré en américa por 50 cts y que me pareció muy clonable en su momento. Ahí estoy inventándomelo (I do it my way...) aunque creo que este patrón de ravel o es el mismo o muy similar.

Y una vez dicho esto...
... digo que a lo mejor hago nuevas adquisiciones laneriles allende nuestras fronteras porque me voy una semanita a Rumanía y me parece un lugar perfectamente propio para que esta digna constumbre siga en la onda y a un precio asequible. O eso espero.

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